En el mundo del trading, una de las primeras decisiones que debe tomar cualquier inversor es su tolerancia al riesgo. Para muchos, especialmente los principiantes o aquellos con un perfil conservador, las operaciones de bajo riesgo resultan atractivas. Pero, ¿es realmente una buena estrategia mantenerse siempre en este tipo de inversiones?
1. Menor volatilidad emocional
2. Preservación del capital
Para quienes están construyendo su portafolio o están cerca de la jubilación, preservar el capital es una prioridad. Activos como bonos gubernamentales o ETFs conservadores cumplen esta función.
3. Ideal para principiantes
Aquellos que se inician en el trading pueden aprender con más calma si no están bajo presión constante de grandes pérdidas potenciales.
4. Rentabilidad compuesta a largo plazo
Aunque los rendimientos individuales sean pequeños, en el largo plazo pueden generar resultados sólidos si se reinvierten consistentemente.
1. Retornos limitados
Al evitar completamente el riesgo, también se renuncia a las oportunidades de mayor rentabilidad. Esto puede ser perjudicial en mercados alcistas.
2. Pérdida de poder adquisitivo
En contextos inflacionarios, los activos de bajo rendimiento pueden no superar la inflación, lo que reduce el valor real del dinero.
3. Falsa sensación de seguridad
Algunos activos considerados “seguros”, como ciertos bonos corporativos, pueden implicar riesgos ocultos. La diversificación es clave incluso en estrategias conservadoras.
4. Falta de aprendizaje del mercado
Operar solo con activos de bajo riesgo puede limitar la experiencia y la comprensión de la dinámica real del mercado, lo cual es esencial para el crecimiento como trader.
Invertir en operaciones de bajo riesgo puede ser una excelente base, especialmente si tu perfil es conservador o estás comenzando. Sin embargo, una estrategia 100% conservadora puede dejar sobre la mesa oportunidades importantes.
Una cartera equilibrada —que combine activos de bajo, medio y eventualmente alto riesgo según objetivos y horizonte de inversión— puede ofrecer tanto seguridad como crecimiento.
"El riesgo, bien gestionado, no es el enemigo; es una herramienta de crecimiento."